Escuela náutica para niños: una gran inversión

En el camino a transformarse en adultos maduros y responsables los chicos tienen que aprender un montón de cosas, entre ellas valores como disciplina, solidaridad, autocontrol, respeto, consideración, templanza y trabajo en equipo. Los medios que se pueden utilizar varían, aunque indudablemente, una escuela náutica constituye una excelente herramienta de adiestramiento para la vida.

Esta es una forma divertida y sana de usar el tiempo en los largos períodos de vacaciones del colegio, siguiendo las instrucciones de una persona formada y con experiencia, haciendo nuevos amigos, ejercitando la mente y el cuerpo y practicando un deporte que a futuro le permitirá relajarse del stress y las presiones de la rutina diaria.

En general, se inicia con la modalidad de prácticas de desenvolvimiento en el agua para pasar luego a las distintas opciones: kayak, canoa, stand up, windsurf, kitesurf, velerismo, etc. Todo depende de las condiciones del clima en ese día en particular y de las aficiones o intereses que los chicos muestren. En cualquier caso, siempre habrá la oportunidad de perfeccionar con clases individuales o grupales de un tema específico.

Los alumnos deben presentarse a la hora acordada aprendiendo responsabilidad con el horario. Entonces los padres se van a hacer sus actividades y los pequeños empiezan a ejercer su independencia. En tierra acomodan el velamen y comienzan el armado, ayudándose unos a otros. También reciben charlas técnicas donde adquieren el vocabulario propio de la navegación.

Muy pronto son capaces de distinguir proa de popa, babor de estribor, sotavento de barlovento, que es la botavara, el mástil y decenas de otras palabras. Se preparan para eventos y competencias y se familiarizan con las delicias de la vida en el mar. Al principio se trata solo de un entretenimiento, una manera de pasar el rato, pero que puede llegar a convertirse en una actividad deportiva formadora del carácter y el temple.

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